¿Por qué mi gato castañetea los dientes?
¿Por qué mi gato castañetea los dientes?, si el gato, sentado en el alféizar de la ventana, localiza un pajarillo dando llamativos saltos, y se queda mirándole fijamente.
Al hacerlo, comienzan a castañetearle los dientes con un movimiento de la mandíbula, que ha sido diversamente descrito como «tartamudeo con castañeteo de dientes», «reacción tetánica» y «frustrado castañeteo de las fauces del gato en forma de «staccato» mecánico».
¿Por qué mi gato castañetea los dientes?
Se trata de lo que se conoce como «actividad vacía». El gato lleva a cabo su especial mordisco mortal, como si el desgraciado pájaro estuviese ya atrapado en sus fauces.
Una observación atenta de la forma en que el gato mata a sus presas ha revelado que existe un movimiento peculiar de las mandíbulas, el que se emplea para conseguir la muerte casi instantánea.
Esto es algo importante para un depredador felino, porque incluso la más tímida de las presas puede escaparse una vez se ha saltado sobre ella, y resulta vital para el gato reducir en lo posible cualquier riesgo de lastimarse con el afilado pico de un ave o con los poderosos dientes de un roedor. Por lo tanto, no hay tiempo que perder.
Tras el salto inicial, en que la presa queda sujeta por las fuertes garras delanteras del cazador, el gato baja sus largos dientes caninos, apuntando a la nuca. Con un rápido movimiento de la mandíbula, inserta los caninos en el pescuezo, deslizándolos entre las vértebras para cortar la espina dorsal. Este mordisco mortal paraliza inmediatamente a la presa.
Una derivación de este movimiento especial es lo que el gato frustrado, mirando por la ventana, lleva a cabo, incapaz de controlarse ante la tentadora visión del jugoso pajarillo que está afuera.
Digamos de pasada que al mordisco fatal le guía la muesca de los rasgos corporales de la presa, una muesca en el lugar en que el cuerpo se une a la cabeza, que existe tanto en los pajarillos como en los pequeños roedores.
Algunas presas han desarrollado una táctica defensiva encogiendo el cuerpo para ocultar esta muesca y consiguiendo que el gato yerre en su puntería. Si el truco funciona, el gato tal vez muerda a su víctima en una zona en que no produzca la muerte, y en no raras ocasiones la presa herida podrá escaparse a lugar seguro, si el gato la afloja momentáneamente, imaginando que ya ha asestado su golpe letal.